“La memoria se parecería a un pequeño cofre de donde extraemos, cuando la ocasión lo requiere, preciosos objectos labrados en el material mas valioso posible, la pasta arcillosa del tiempo. La memoria se asemeja más, la verdad sea dicha, a un abismo des de el que un ente desconocido arrojara preguntas y más preguntas, dirigidas exactament a nosotros. La esperanza en las respuestas se alimenta de la existencia de una realidad, aquí y ahora, que por fuerza ha de provenir de algún lugar lejano.

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Nadie sabe cuántas páginas tiene el libro de la historia. Desvalazadas, amarillentas, sus hojas pasan de mano en mano.

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En el vértigo de las catedrales y la humildad de la ermita, en la insolente inutilidad de las murallas, desarmadas por fin de enemigos, hay una historia sensible, sometida a la escala humana.

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Aquellos pueblos – si es que pueblo mantiene su sentido – que aún viven su cultura – si es que cultura significa algo -, no tienen que rebuscar nada bajo las piedras, sino levantar la cabeza i echar un vistazo en la superficie de su existencia diaria.”